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La plática política habla del sector público vs el sector privado con vocabulario que suena científico. Pero el concepto del sector público está cargado con presuposiciones e implicaciones escondidas cuestionables y peligrosas. Cito una aseveración típica de la clase política y partes de un argumento en contra, La Falacia del Sector Público por Murray N. Rothbard.
“…creo que para sacar adelante al país se necesita de la participación de todos, de la acción coordinada entre el sector social, el sector público y el sector privado.”[1]
“Uno no pensaría difícil para los académicos y laicos a entender que el gobierno difiere profundamente de los demás órganos e instituciones de la sociedad, a saber, que vive y adquiere sus ingresos por coacción y no por pago voluntario.”[2]
“En el sector privado, la medida de su productividad es cuanto gastan voluntariamente los consumidores en sus productos. Pero en el sector público, la ‘productividad’ del se mide – mirabibledictum – por cuanto gasta.”[3]
“Lejos de añadir cómodamente al sector privado, el sector público sólo puede alimentarse del sector privado; necesariamente vive como parásito de la economía privada. Pero esto significa que los recursos productivos de la sociedad – lejos de satisfacer los deseos y necesidades de los consumidores – ahora, por coacción, son dirigidos a usos ajenos de estos deseos y necesidades.”[4]
“Es evidente que el sector público es realmente anti-productivo, que resta en vez de añadir al sector privado de la economía porque el sector público vive por medio de un ataque continuo contra elmismocriteriousado para medir la productividad: las compras voluntarias de los consumidores.”[5]
“Podemos medir el impacto fiscal del gobierno en el sector privado por medio de restar los gastos gubernamentales del producto bruto nacional. Esta medida, por supuesto, sólo es fiscal,no mide el impacto anti-productivo de las varias regulaciones gubernamentales que incapacitan la producción y el intercambio de otras maneras que la absorción de recursos.”[6]
Me pregunto si la cooperación y coordinaciónvoluntaria entre estas dos entidades es posible cuando uno tiene el poder coactivo y por naturalezavive por medio de comer lo que produce la otra parte. ¿Puede ser otro mito político? Suena como la conversación entre Caperucita Roja y el lobo:
– ¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes!
– Sí, son para verte mejor hija mía
– ¡Abuelita, qué orejas tan grandes tienes!
– Claro, son para oírte mejor…
– Pero abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
– ¡¡Son para comerte mejor!!
En cuanto dijo esto el lobo se lanzó sobre Caperucita y se la comió
[1]Andrés Manuel López Obrador, La Salida, locación 910 versión Kindle
[2]Murray N. Rothbard, “La Falacia del Sector Público,” Reprinted from New Individualist Review (Summer 1961): 3-7; The Logic of Action Two (Cheltenham, UK: Edward Elgar, 1997), pp. 172
[3]Ibid p. 173
[4]Ibid p. 173-174
[5]Ibid p. 174
[6]Ibid p. 174
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