El 25 de marzo del 2022, un comando armado entró a mi pueblo a secuestrar a dos personas y a intimidar a los ciudadanos. ¡Apuntaron con sus armas a varios niños! ¿Por qué motivo? Se dice que por asuntos políticos, pues estamos a un par de meses de las elecciones locales. Hoy, ante el miedo, mi pueblo es un “pueblo fantasma”. Estoy cansado de toda la delincuencia que permea el país, quiero alzar la voz pero el temor a que los grupos delictivos tomen represalias hace esto más complicado. ¿Qué harías tú? Qué impotencia, ¿verdad? Ciertamente ha habido valientes que hablaron contra los actos perversos de sus tiempos y fueron perseguidos y asesinados. Jan Hus fue quemado en la hoguera tras ser condenado de herejía. Martín Lutero fue perseguido por cuestionar las prácticas erróneas de una iglesia corrompida. Ambos fueron perseguidos por monjes y políticos. Otras muertes que son consideradas heroicas pudieron haber sido evitadas. Entonces ¿cómo podrías expresar tu inconformidad sin temor a las represalias?, ¿qué estrategia puedes adoptar sin ser perseguido y asesinado, mientras tanto?
Hoy, es fácil escribir y polemizar detrás de un monitor todo lo que pasa en México, especialmente si vives en el extranjero o andas vagabundeando por todo Latinoamérica. Pero ¿qué pasaría si vivieras en una zona delictiva donde es más fácil que te atrapen con tu familia?, ¿cómo polemizas allí? Simplemente ya no puedes expresar tus ideas contradiciendo a los malos sin sufrir represalias, y peor si el modus operandi de tu comunidad está en tu contra. ¡Cuídate de los halcones! La pregunta necesaria surge ¿qué debemos hacer? Algunos han propuesto que se traten estos temas desde el púlpito cristiano. Pero, a estas alturas es discernible que los líderes religiosos están coludidos con la política del Estado secular moderno. En mi pueblo, por ejemplo, los pastores y las familias cristianas son los principales organizadores de las campañas políticas. Otros insisten en buscar al líder político que cambiará todo el establishment actual, esto nunca sucederá, la historia nos enseña que siglo tras siglo hemos venido cambiando de tiranos.
Entonces ¿cómo puedes ser un agente de cambio? La mejor forma para comenzar a revertir esta maldición es usando el enfoque “una familia a la vez”. Puesto que es casi imposible señalar públicamente los actos perversos de grupos específicos por miedo a las represalias, la mejor forma para hacer revolución contra ellos es educando a tus hijos bajo la ley de Dios, luego debes discipular a las familias dentro de tu círculo con la misma visión. Esta civilización humanista se está deslizando al precipicio, Dios no puede ser burlado, si queremos que la siguiente generación sea diferente hay varias cosas que debemos aprender y tristemente hay más que desaprender.
Los políticos modernos enseñan que la causa de la delincuencia es la pobreza. Fundamentan sus campañas en esta premisa. Piensan que repartiendo más dinero mediante programas de asistencia social lograrán “acabar con la delincuencia”. Esto no puede estar más lejos de la verdad. Su meta principal es obtener el poder mediante el acceso a las arcas del pueblo para luego saquearlo. El problema de la delincuencia tiene una raíz religiosa en el corazón caído de las personas. Ellos siguen una ley: “robar es bueno”. Todo mundo lo hace, ¿por qué yo no? México practica el robo (por ejemplo, los altos impuestos), el asesinato, el secuestro, la violación, porque rechaza la ley del Dios trino de la Biblia, no porque no haya suficientes programas de beneficencia social. ¿Por qué otros países tienen mejor moralidad? Por ejemplo, Estados Unidos y Holanda. (Bueno, es verdad que el crecimiento de los actos inmorales ha venido en aumento en estos países, por ejemplo el caso roe vs wade, pero el problema es el mismo; su alejamiento a la ley de Dios). Para ilustrar consideremos el relato de Vishal Mangalwadi de su visita a una vaquería en Holanda:
La vaquería holandesa me sorprendió porque no había allí ningún operario que ordeñara. Yo no tenía idea de que hubiera máquinas para ordeñar vacas y bombear leche a un gran depósito. Entramos en el almacén y no había allí nadie que vendiera la leche. Yo esperaba que Jan tocara un timbre, pero nada, abrió un grifo, puso la jarra debajo y la llenó. Luego extendió la mano hacia una ventanilla, asió un tazón con dinero en efectivo, sacó su billetera, dejó veinte florines, tomó el cambio, se lo guardó en el bolsillo, devolvió el tazón a su sitio, tomó su jarra y reanudó la marcha. Yo me asombré mucho. (Libro Verdad y Transformación)
Sin cámaras, sin guardias de seguridad, sin una cajera para cuidar el dinero. ¿Cómo le hizo este país para tener este nivel de honestidad? En México ya habrían traído un camión para llevarse la maquinaria y la leche, en mi pueblo ya habrían traído un camión para llevarse las vacas. Dicen que la educación es la clave, pero yo digo que no cualquier educación es la clave. Europa occidental fue transformada porque la Biblia era enseñada en los hogares, la ley de Dios era el contenido principal del currículum educativo. Los catecismos protestantes que eran repasados en los hogares y escuelas contenían leyes bíblicas como “No hurtarás” (Éx. 20:15). Además las ideas de reformadores religiosos como Martín Lutero, Juan Calvino, John Knox y Juan Amós Comenio permeaban la academia de esos tiempos. Estos hombres universalizaron la educación cristiana para crear una nueva Europa. ¡En México deberíamos hacer lo mismo!
Como padre de familia debes tener esto muy presente si quieres criar hijos piadosos, también debes enseñar esto a tus vecinos. Ni el Estado, la marina o la guardia nacional lograrán detener la delincuencia actual de México, pero las familias piadosas sí. Sólo la familia centrada en Dios con una meta clara de subyugar la tierra y ejercer dominio sobre ella utilizando la Palabra-ley de Dios, logrará detener la delincuencia ¡y más! El verdadero ejército que vencerá a las fuerzas del mal vendrá de las familias cimentadas en el evangelio del Rey Jesús. Continuar exigiendo al gobierno seguridad y paz es poner la carreta adelante de los caballos. Primero debemos criar hombres fieles al pacto de Dios para después tener ciudadanos, pastores y magistrados civiles piadosos. La institución principal para educar a los hijos no es el Estado, la iglesia ni la escuela pública o privada, sino la familia. Los principales agentes responsables de la educación de los hijos no son los políticos, los pastores ni los maestros, sino los padres. Entonces, ¿qué esperas? ¡comienza hoy a entrenar a tu ejército!
En la transición de este método quizás seremos perseguidos y asesinados, no lo sé, pero es una estrategia que nos ayudará a ganar tiempo mientras hacemos avanzar el reino de Dios.