EL PARAÍSO: EL PATRÓN PARA LA PROFECÍA
Hacia el sur atravesando el Edén corre un ancho río,
No desvía su curso, sino que a través de la colina
Pasa debajo envuelto por ella, ya que Dios ha arrojado
Esa montaña como su modelo de jardín, elevada
Por encima de la rápida corriente, que a través de las venas
De la tierra porosa lo absorbe amablemente,
Se levantó una fuente fresca y con más de un riachuelo
Riega el jardín; desde ahí cae unido
En el claro escarpado y se encuentra con el torrente de abajo,
El cual sale ahora de su cauce obscurecido,
Y ahora dividido en cuatro corrientes principales,
Corre disperso y errante en un reino famoso
Y campestre del cual no hay necesidad aquí de hacer mención,
Sino más bien, decir cómo, si el Arte lo puede decir,
Como de aquella fuente de zafiro los arroyos crujientes
Corren sobre perlas orientales y arenas de oro,
Con embrollo equivocado debajo de sombras colgantes
Fluye el néctar visitando cada planta y alimentando
Flores dignas del Paraíso que el arte más preciado no
Anuda curiosamente en lechos, sino la bendición de la Naturaleza
Derramada abundantemente en la colina y el valle y la llanura,
Tanto donde el sol matutino primero hiere cálidamente
Como en el campo abierto donde la sombra sin penetrar
Obscurece las glorietas del mediodía.
John Milton, El Paraíso Perdido [4.223-46]
Tú sabes cómo es cuando algún gran rey entra
en una gran ciudad y habita en una de sus casas; porque
al habitar en esa sola casa, toda la ciudad es
honrada y sus enemigos y ladrones cesan de abusar
de ella. Así también sucede con el Rey de todo; Él ha venido
a nuestro país y habitó en un cuerpo en medio de muchos.
Como consecuencia de esto los diseños del enemigo en contra
de la humanidad han sido frustrados y la corrupción de la
muerte, que antes les mantenía bajo su poder,
simplemente ha dejado de ser. Porque la raza humana hubiera
perecido completamente de no haber venido entre nosotros
el Señor y Salvador de todo, el Hijo de Dios, para ponerle fin a la muerte.
Atanasio, En la Encarnación [9]
COMO LEER LA PROFECÍA
Yo inicié mi viaje personal hacia la escatología de dominio una tarde en la iglesia, hace unos doce años atrás. El pastor, un predicador famoso por su método expositivo de enseñanza de la Biblia, había comenzado una serie acerca de la profecía. Como el defendía elocuentemente su escatología de victoria, me llamó la atención el hecho de que parecía totalmente incapaz de desarrollar orgánicamente sus puntos de vista desde la Biblia. Sí, el citó algunas escrituras – un versículo por aquí, un versículo por allá, pero nunca fue capaz de demostrar que su explicación del futuro encajara con el patrón general de la Biblia. En otras palabras, él era partidario de imponer sus puntos de vista de la realidad sobre el texto Bíblico, asegurándose que sus versículos se intercalaran en el orden correcto. Pero no podía mostrar cómo sus doctrinas fluyeron de la Escritura; su escatología no parecía ser una parte orgánica de la Historia que la Biblia cuenta.
Lo que me empecé a dar cuenta esa noche fue que la forma de recuperar la escatología Bíblica debe ser a través de comprender la Historia Bíblica. En lugar de tratar de hacer que la Biblia encaje con un patrón preestablecido, debemos tratar de descubrir los patrones que ya están ahí. Debemos permitir que la estructura propia de la Biblia surja del mismo texto, para imponerse sobre nuestro entendimiento. Debemos de acostumbrarnos al vocabulario de la Biblia y a los modos de expresión, buscando moldear nuestro propio pensamiento en términos de las categorías Escriturales.
Esta perspectiva arroja luz valiosa sobre el viejo debate acerca de las interpretaciones “literales” contra las “simbólicas.” En gran medida, ese debate no viene al caso, porque el hecho es que todos los intérpretes son “literales” en algunos puntos y “simbólicos” en otros.
Por ejemplo, yo estoy viendo un comentario reciente acerca de Apocalipsis, escrito por un erudito evangélico muy conocido. La contraportada proclama audazmente: ¡Esta puede ser la exposición más literal de Apocalipsis que jamás haya leído! Y aun así, bajo una inspección más detallada, el comentario en realidad enseña una interpretación altamente simbólica de muchos temas en la profecía. Aquí están algunos de ellos:
- Las “vestiduras manchadas” de los Cristianos de Sardis (Ap.3:4).
- La promesa de que los Cristianos serán “pilares” en el Templo (3:12).
- La “tibieza” de los de Laodicea (3:15-16).
- La oferta de Cristo de vender “oro,” “vestiduras blancas” y “colirio” para los ojos (3:18).
- Cristo “tocando” a la “puerta” (3:20).
- El “León de la tribu de Judá” (5:5).
- El “cordero” con “siete ojos” (5:6).
- Los “olivos” y los “candeleros” (11:4).
- La “mujer vestida del sol” (12:1).
- El “gran dragón rojo” (12:3).
- La “Bestia” de siete cabezas (13:1).
- La “gran ramera sentada sobre muchas aguas” (17:1).
Existen pocos “literales” que no estarían de acuerdo con que estas imágenes en Apocalipsis deben ser entendidas simbólicamente. Lo que debemos reconocer, sin embargo, es que los símbolos son utilizados tanto a lo largo de la Escritura como justo al lado de lenguaje muy literal. Esto se debe a que la Biblia es literatura: es literatura inerrante y divinamente inspirada, pero al mismo tiempo es literatura. Esto significa que debemos leerla como literatura. Algunas partes deben ser entendidas literalmente y están escritas conforme corresponden – a la historia, proposiciones teológicas o cualquier otra cosa. Pero uno no debe esperar leer los Salmos o Cantar de los Cantares con los mismos estándares literarios utilizados en el Libro de Romanos. Esto sería como leer el soliloquio de Hamlet “literalmente”: “Las hondas y las flechas de la fortuna indignante… tomar las armas en contra del mar de problemas…”
Lo ves, no podemos entender lo que la Biblia realmente (literalmente) significa a menos que apreciemos su uso de estilos literarios. ¿Entenderíamos el Salmo veintitrés correctamente si lo tomáramos “literalmente”? ¿No se vería, más bien, como algo ridículo? De hecho, si se toma literalmente, no sería verdad: porque me atrevo a decir que el Señor no hace que cada Cristiano se acueste en pastos verdes literalmente. Pero nosotros normalmente no cometemos errores tan obvios al leer la poesía Bíblica. Sabemos que está escrita en un estilo que hace uso del lenguaje simbólico. Pero debemos darnos cuenta que lo mismo es verdad acerca de los profetas: ellos, también hablan en poesía, en figuras y símbolos, dibujando una herencia basta de imágenes Bíblicas que, como veremos, en realidad empezaron en el Paraíso original del Jardín del Edén.
En realidad, ahí es donde empezó la profecía. Y vale la pena señalar que la primera promesa del Redentor que vendría fue establecida en términos altamente simbólicos. Dios dijo a la Serpiente:
Y pondré enemistad
entre ti y la mujer
y entre tu simiente y la simiente suya,
ésta te herirá en la cabeza
y tú le herirás en el calcañar. (Gn.3:15)
La verdadera pregunta con la que se debe empezar, por lo tanto, no es un debate artificial de lo simbólico contra lo literal, sino un asunto mucho más básico: ¿Será nuestra interpretación Bíblica o especulativa? En otras palabras, cuando yo intento comprender o explicar algo en la Biblia, ¿debo ir a la Biblia misma buscando las respuestas o debo llegar a algo “creativo” por mi cuenta? Poner la pregunta de esta manera es mucho más preciso y dará resultados más fructíferos.
Utilicemos un ejemplo extremo para aclarar el punto. El Libro de Apocalipsis describe a una mujer vestida del sol, parada en la luna y con dolores de parto mientras que un dragón revolotea cerca para devorar a su hijo. Un intérprete radicalmente especulativo, se voltearía primero a las noticias de los últimos experimentos genéticos para determinar si el tamaño de una mujer y su composición química pueden ser alterados lo suficiente como para que ella sea capaz de vestirse del sol; también corroboraría si el Monstruo de Loch Ness ha salido a la superficie recientemente. Un intérprete Bíblico, por otra parte, empezaría a hacer preguntas: ¿De dónde sale en la Biblia esta imagen? ¿En dónde habla la Biblia de una mujer en trabajo de parto y cuál es su significado en estos contextos? ¿En dónde habla la Biblia de un Dragón? ¿En dónde habla la Biblia de alguien tratando de matar a un bebé? Si hemos de comprender el mensaje de la Biblia, debemos adquirir el hábito de hacer preguntas como esta.
Claro está, que cada enfoque tiene sus inconvenientes. El principal inconveniente del método Bíblico es que normalmente requiere de más trabajo duro, requiriendo de una mayor familiaridad con la Biblia. El inconveniente principal del método especulativo, debido a todo su sensacionalismo, es que simplemente no es Bíblico.
El Lenguaje de los Profetas
Como lo mencioné anteriormente, mucho de la Biblia está escrito en símbolos. Una forma útil de entender esto, quizás, sería hablar de estos símbolos como un grupo de patrones y asociaciones. Con esto quiero decir que el simbolismo Bíblico no es un código. Este es, más bien, una forma de ver, una perspectiva. Por ejemplo, cuando Jesús habla del “agua viva” (Juan 4:10), reconocemos correctamente que Él está usando el agua como un símbolo. Entendemos que cuando Él habló con la mujer del pozo, Él no le estaba simplemente ofreciendo “agua.” Él le estaba ofreciendo vida eterna. Pero Él la llamó “agua.” Nosotros deberíamos preguntar inmediatamente: ¿Por qué hizo Él eso? Él podía haber dicho simplemente “vida eterna.” ¿Por qué hablo Él en metáfora? ¿Por qué quería que ella pensara en el agua?
Ahora bien, aquí es donde podemos cometer un grave error y este es el error principal de algunos de los intérpretes, quienes tratan de tomar un enfoque “simbólico.” Este error es pensar que los simbolismos Bíblicos son principalmente un rompecabezas que tenemos que resolver. Nosotros podemos decidir de repente: “¡Ajá! El agua es una palabra código especial que significa vida eterna. Esto significa que en cualquier lugar que la Biblia hable acerca del agua simbólicamente, realmente está hablando de la vida eterna, en cualquier lugar que alguien toma agua, se está volviendo realmente en un Cristiano.” Simplemente no funciona de esta forma (como lo verás si tratas de aplicar esto en toda la Biblia). Aparte de eso, ¿qué sentido tendría que la Biblia simplemente pusiera todo en un código? La Biblia no es un libro para espías y sociedades secretas, es la revelación de Dios mismo a Su gente del pacto. La interpretación mística de resolver rompecabezas tiende a ser especulativa, no le presta suficiente atención a la forma en la que la Biblia misma habla.
Cuando Jesús le ofreció “agua” a la mujer, Él quería que ella pensara en las múltiples imágenes relacionadas con el agua en la Biblia. En un sentido general, claro está, sabemos que el agua está asociada con el refrigerio Espiritual y el sustento de la vida que viene a través de la salvación. Pero las asociaciones Bíblicas con el agua son mucho más complejas que eso. Esto se debe a que entender el simbolismo Bíblico no significa descifrar un código. Es más como leer buena poesía.
El simbolismo de la Biblia no está estructurado en un estilo plano de esto significa-aquello. Más bien, está destinado a ser leído visualmente. Nosotros tenemos que ver las imágenes que surgen delante de nosotros en secuencia, capa por capa, permitiéndoles que evoquen una respuesta en nuestras mentes y nuestros corazones. Los profetas no escribieron para poder crear ejercicios estimulantes intelectualmente. Ellos escribieron para enseñar. Ellos escribieron en símbolos dramáticos y visuales, y si nosotros hemos de comprender completamente su mensaje, debemos apreciar su vocabulario. Debemos leer la Biblia visualmente. Los símbolos visuales por sí mismos, y lo que la Biblia dice de ellos, son aspectos importantes de lo que Dios quiere que aprendamos, de lo contrario, Él no habría hablado de esa forma.
Así que, cuando la Biblia nos cuenta una historia acerca del agua, “realmente” no nos está contando acerca de otra cosa, nos está contando acerca del agua. Pero al mismo tiempo se espera que veamos el agua y pensemos en las asociaciones Bíblicas con respecto al agua. El sistema de interpretación que se ofrece aquí no es ni “literal” ni “simbólico”; este toma al “agua” seria y literalmente, pero también toma seriamente lo que la Palabra de Dios asocia con el agua a lo largo de la historia de la revelación Bíblica.
¿Cuáles son algunas de las asociaciones Bíblicas, que se le pueden haber ocurrido a la mujer en el pozo y a sus discípulos? Aquí hay algunas de ellas:
- La masa líquida y acuosa que fue la naturaleza original de la tierra en la creación y de la cuál Dios formó toda la vida (Gn.1).
- El gran río del Edén que regaba toda la tierra (Gn.2).
- La salvación de Noé y su familia de las aguas del Diluvio, de las que la tierra fue re creada (Gn.6-9).
- Las revelaciones de Dios llenas de gracia para Agar junto a la fuente (Gn.16) y el pozo (Gn.21).
- El pozo llamado Rehobot, donde Dios le dio dominio a Isaac (Gn.26).
- El río del cuál el bebé Moisés, el Libertador futuro de Israel, fue sacado y hecho príncipe (Ex.2).
- El cruce redentor del Mar Rojo, donde Dios una vez más salvó a Su pueblo por medio del agua (Ex.14).
- El agua que fluía de la Roca que fue golpeada en Sinaí, dándole vida al pueblo (Ex.17).
- Los múltiples rituales de rociamiento del Antiguo Testamento, que significaban la eliminación de la suciedad, la contaminación, la enfermedad y la muerte, y el otorgamiento del Espíritu sobre los sacerdotes (ejem. Lev.14; Núm.8).
- El cruzar el Río Jordán (Jos.3).
- El sonido de muchas aguas que producía el pilar de nube (Ex.1).
- El Río de la Vida fluyendo del Templo y sanando el Mar Muerto (Ex.47)
Así es que, cuando la Biblia habla de agua, se supone que debemos tener en nuestras mentes una vasta hueste de conceptos asociativos, un complejo de imágenes Bíblicas que afecte nuestra manera de pensar acerca del agua. Para ponerlo de una manera diferente, se supone que el agua es algo como una “palabra clave,” un término que evoca muchas asociaciones y connotaciones. Cuando leemos la palabra agua esta nos debe recordar los actos de salvación y las revelaciones de Dios por medio del agua a través de toda la Escritura. La Biblia usa muchas de estas “palabras clave” e incrementa el número de ellas mientras continua, hasta que, para cuando llegamos a Apocalipsis (la piedra arquitectónica de la profecía Bíblica), se precipitan a la vez todas hacia nosotros, en una ventisca de referencias asociativas, algunas de las cuales son obviamente algo obscuras. Para quien realmente conoce su Biblia y ha notado los patrones literarios y las imágenes, gran parte del libro se le hará familiar, para el resto de nosotros es confuso. En Apocalipsis, somos confrontados con todas las connotaciones Bíblicas de muchas imágenes: no sólo del agua sino también de la luz, fuego, nubes, ángeles, estrellas, lámparas, comida, piedras, espadas, tronos, arcoíris, túnicas, truenos, voces, animales, alas, carroñeros, ojos, llaves, trompetas, plagas, montañas, vientos, mares, altares, sangre, langostas, árboles, cabezas, cuernos y coronas.
Apocalipsis también nos presenta cuadros de una Mujer, un Dragón, el desierto, una marca en la frente, una hoz, perlas, un lagar, una copa de vino, una ramera, un río, Sodoma, Egipto, Babilonia, resurrección, una boda, una cena de bodas, el Esposo y la Esposa/Ciudad en la forma de una pirámide. Y después, está el uso de números simbólicos: dos, tres, cuatro, siete, diez, doce y múltiplos de estos. 24, 42, 144, 666, 1,000, 1,260, 7,000, 12,000 y 144,000.
Esta es la razón por la que es necesario entender la Biblia y su uso de símbolos y patrones, si es que nosotros alguna vez vamos a entender el Libro de Apocalipsis. Los próximos capítulos en el tema de Paraíso en la Escritura están diseñados para introducir al lector en el uso de las imágenes de la Biblia. Fundamentalmente, este es un ejercicio en la Teología Bíblica, el término técnico para el estudio de la revelación progresiva de Dios acerca de la salvación. En principio, toda la Historia de la redención es enseñada en los primeros capítulos de la Biblia: el resto simplemente está construyendo sobre el fundamente que se estableció ahí. Esta es la razón por la que, como veremos abajo, las revelaciones siguientes dependen tan fuertemente de este tema del Jardín del Edén.
Para entrar en este estudio de las imágenes Bíblicas, repasemos las reglas básicas:
- Lee visualmente, trata de imaginar lo que la Biblia está diciendo.
- Lee Bíblicamente, no trates de especular o volverte abstracto, sino que pon mucha atención a lo que la Biblia misma dice acerca de sus propios símbolos.
- Lee la Historia, trata de pensar en cómo es que cada elemento en la Biblia contribuye a este mensaje de salvación como un todo.
Aquí puedes leer el libro completo del el Paraíso Restaurado.