Por Roger Oliver, 20/12/2016
En Juan 9, el ciego sanado por Jesús muestra una sabiduría teológica que supera la de los más grandes teólogos de su día. El ciego les mostró lo mal educados que eran.
“Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.” Juan 9:30-33
Los teólogos se enojaron con el antes ciego y lo corrieron. No eran capaces de responder a su lógica. Lo despreciaron en público y terminaron su “amistad en Facebook.”
“Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.” Juan 9:34
La conclusión del asunto, porque esta historia está en la Bibla: Jesús dice claramente porque vino.
“Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.” Juan 9:39
¡Feliz navidad!