VISIÓN AMÉRICA LATINA

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El Aborto: La Norma absoluta vs el Relativismo

¿Es un bebé o una cosa? ¿Es un feto un ser humano? ¿Es un ser humano desde la fecundación?

Hay mucha confusión en las sociedades modernas acerca del aborto. ¿Se permite o es pecado? Si es pecado, ¿cuál debe ser el castigo? ¿Hay perdón de este pecado?

Esta confusión es lo que pasa cuando uno no tiene un estándar eternamente revelado por la ética y la moral. Cuando uno trabaja exclusivamente de la relatividad, es decir, la ética que depende de la situación, se puede concluir lo que sea al igual como Hitler concluyó que Judíos eran un impedimento al progreso de la raza humana e igual como Sadam Hussein mató a su propio pueblo porque eran obstáculos a sus deseos.

Quien tiene el poder determina la ética y moral para todo el pueblo y es cambiante según lo que le da la gana. Lo que dice la SEP acerca de la ética y la moral es un buen ejemplo de este peligro.

“El conflicto permanente entre ética y moral se resuelve dentro del Estado (ya que él mantiene integrados a grupos humanos diferentísimos con normas morales propias: familias, clases sociales, profesiones, bandas, iglesias…) a través del ordenamiento jurídico. La fuerza de obligar de las normas legales deriva del poder ejecutivo del Estado que, a su vez, es la esfera de la vida política. Desde el punto de vista de los conceptos de ética, moral y derecho que utilizamos, resultará, desde luego, innegable que es imposible la vida política a espaldas de la vida ética de los ciudadanos, y este es el fundamento que puede tener la apelación, una y otra vez, a la necesidad de reforzar la «educación ética» de los ciudadanos a fin de hacer posible su convivencia política. Ahora bien, lo que, desde la política, suele entenderse por «educación ética» es, en realidad, el «moldeamiento moral» de los ciudadanos y, en el límite, la conminación (amenaza) legal a comportarse «éticamente», por ejemplo, pagando los impuestos, bajo la amenaza de penas legales, con lo cual, dicho sea de paso, las normas éticas se transforman en realidad en normas morales o en normas jurídicas. Desde la política, además, se encomienda a determinados funcionarios la misión de «educar éticamente» a la juventud en el marco de esta constante confusión entre deberes éticos y obligaciones morales o conveniencias políticas (se da por supuesto, por ejemplo, que la «conciencia ética pura» es la que nos inclina a pagar un impuesto sobre la renta; o que es la «conciencia ética pura» la que nos inclina a ser tolerantes y respetuosos, incluso con quienes profieren sin cesar necedades u opiniones gratuitas o erróneas). Pero la fuerza de obligar procede casi siempre de la norma legal coactiva, no de la norma ética, ni siquiera de la norma moral; como cuando alguien atiende a un herido para evitar incurrir en delito penal”.

Observamos en esta descripción el sofismo, la mentira escondida en las muchas palabras. Primero, no hay conflicto entre la ética y la moral porque son sinónimos. Anota que la manera de resolver este supuesto conflicto es por el poder ejecutivo coactivo de obligar a la ciudadanía de conformarse a lo que la élite dice que debe ser la ética. Además, asignan a personas para enseñar al pueblo la ética del estado para que la ética del estado reemplace la moral privada. Esto es un gobierno de seres humanos que llaman bien lo que Dios llama mal y mal lo que Dios llama bien. Es un gobierno que rechaza la Ley de Dios. Un ejemplo es la aprobación y promoción del matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto.

En contraste, cuando uno tiene un estándar eterno e inmutable revelado en la Biblia el que tiene el poder se inclina ante esa revelación y gobierna adentro de sus límites. La revelación es la que manda y la Biblia dice claramente que el feto es un ser humano.

   8 Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?

  9 Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?

 10 ¿No me vaciaste como leche,
Y como queso me cuajaste?

  11 Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.

  12 Vida y misericordia me concediste,
Y tú cuidado guardó mi espíritu.  Job 10: 8-12

El Señor me llamó antes de que yo naciera,
en el vientre de mi madre pronunció mi nombre.  Isaías 49:1

Y ahora dice el Señor,
que desde el seno materno me formó
para que fuera yo su siervo,
para hacer que Jacob se vuelva a él,
que Israel se reúna a su alrededor;
porque a los ojos del Señor soy digno de honra,
y mi Dios ha sido mi fortaleza.  Isaías 49:5

La palabra del Señor vino a mí:

«Antes de formarte en el vientre,
ya te había elegido;
antes de que nacieras,
ya te había apartado;
te había nombrado profeta para las naciones.»   Jeremías 1:4,5

13 Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.

14 ¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!

15 Mis huesos no te fueron desconocidos
cuando en lo más recóndito era yo formado,
cuando en lo más profundo de la tierra
era yo entretejido.

16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos.   Salmo 139:13-16

Los hijos son una herencia del Señor,
los frutos del vientre son una recompensa.  Salmo 127:3

El Evangelio de Lucas atribuye personalidad al feto dentro de Elizabeth: Lucas 1:41, 44

41 Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre…44 Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre.

Mero tejido o carne no salta de alegría, sólo una persona brinca con gozo. La Biblia se refiere al feto como de la personalidad. En Gálatas, Pablo no habla de sí mismo como una persona cuando aún estaba en el vientre de su madre, sino más bien de una persona consagrada por Dios para una misión santa (compare Jeremías 1: 5 para el mismo énfasis):

15 Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando
él tuvo a bien 16 revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie. Gálatas 1: 15-16

 

Por J. Grant Swank, Jr. adaptado con comentarios adicionales por Roger Oliver http://chalcedon.edu/research/articles/abortion-when-bible-not-standard-confusion-reigns/

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