Cuando piensas en el conflicto, ¿qué emociones te sientes? ¿Enojo? ¿Tristeza? ¿Desesperación? ¿Impotencia? Es normal pero hay otra opción, ver el conflicto como una oportunidad.
El conflicto nos presenta tres oportunidades: glorificar a Dios, servir a otros y crecer a la semejanza de Cristo.
Glorificar a Dios: ¿Crees que Dios es soberano? Es cierto. Él usa toda circunstancia para nuestro bien (Romanos 8:28, 29) incluyendo el conflicto. Si lo creemos, podemos darle la gloria que merece por obedecerle, confiar en Él, imitarlo y agradecerle públicamente. La Biblia nos ofrece muchas opciones en como responder al conflicto. Nuestro trabajo es obedecer. El trabajo de Dios es cambiar corazones. Jesús es nuestro ejemplo de cómo responder al conflicto. Si lo hacemos, nuestra manera de vivir y nuestras palabras de agradecimiento a Él siempre darán gloria a Dios si sale bien o no el problema.
Servir a otros: El conflicto es una oportunidad de servirle a otros ayudándoles con sus cargas (Gálatas 6:2, 10), confrontándoles con crítica constructiva (Gálatas 6:1), y animándoles con nuestro buen ejemplo (1 Timoteo 4:12; Tito 2:7).
Crecer a la semejanza de Cristo: Dios usa toda situación para conformarnos a la imagen de Jesús (Romanos 8:29). En esto, el conflicto juega un papel muy importante (Romanos 5:3-5). Nos recuerda de nuestra necesidad de Dios (2 Corintios 12:7-10), nos revela nuestras actitudes y comportamientos pecaminosos (Salmo 119:67, 71), y nos da experiencias formativas (1 Timoteo 4:7; Hebreos 5:14).
La próxima vez que te encuentras en un conflicto, no desmayes. Ve el conflicto como tu tarea asignada por Dios para glorificarle a Él, servir a otros y crecer a la semejanza de Cristo. “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9
Respondiendo de Manera Bíblica a los Conflictos
Basado en el libro El Pacificador por Ken Sande, RDM, Springfield, Missouri, 1997 (En Español 2000).