VISIÓN AMÉRICA LATINA

Construyendo los cimientos intelectuales para la futura civilización cristiana.

El Paraíso Restaurado

El-Paraiso-RestauradoEl paraíso restaurado, de David Chilton, es un libro de esperanza y perspectiva bíblica sobre el futuro. ¿Qué responsabilidad tenemos los cristianos respecto al futuro de la humanidad?, ¿Deberíamos esperar sentados a que las cosas mejoren?. Pero, ¿realmente creemos que mejorarán y el reino de Cristo será restaurado? o como la mayoría de los cristianos, afirmamos que Dios está en control, que Cristo reina, pero nuestras acciones reflejan que no esperamos que el futuro cambie o mejore.

Un hecho interesante es que la cultura cristiana actual no se está preparando para el futuro, un ejemplo de esto son los templos donde adoramos, hoy en día son construidos para durar unos cuantos años… al cabo, quien sabe si nuestros nietos o bisnietos serán cristianos. Cuando anteriormente los templos eran construidos para durar cientos de años, para las futuras generaciones.

Mientras compartimos capítulos de este libro, semana a semana, te invitamos a reflexionar sobre tu papel en la iglesia de Cristo y en la sociedad. Piensa en como tu vida debería impactar al mundo actual y futuro.

PARTE I- UNA ESCATOLOGÍA DEL DOMINIO 

Aquí te sentarás encarnado, aquí reinarás
Tanto Dios como hombre, Hijo tanto de Dios como del hombre,
Rey universal ungido; a ti
te doy todo el poder; reina por siempre, y asume
Tus méritos; debajo de ti, como Cabeza Suprema,
reduzco Tronos, Principados, Potestades, Dominios:
Toda rodilla se doblará, de los que están
en el Cielo o en la Tierra o debajo de la Tierra en el infierno.

John Milton, El Paraíso Perdido [3.315-22]

Cuando el sol sale, la oscuridad ya no prevalece;
cualquier parte que quede por ahí de ella es
expulsada. Así también, ahora que la divina epifanía de la
Palabra de Dios ha tenido lugar, la oscuridad de los ídolos
ya no prevalece y todas las partes del mundo en todas
las direcciones son iluminadas por Su enseñanza.

 Atanasio, En la Encarnación [55] 

 

1- LA ESPERANZA

Este es un libro acerca de la esperanza. Por mucho tiempo, los Cristianos se han caracterizado por la desesperación, la derrota y el retraimiento. Por mucho tiempo, los Cristianos han prestado atención a la falsa doctrina que enseña que estamos condenados al fracaso, que los Cristianos no pueden ganar – la noción de que, hasta que Jesús regrese, los Cristianos constantemente perderán terreno con el enemigo. El futuro de la Iglesia se nos dijo, es un constante deslizamiento a la apostasía. Algunos de nuestros líderes tristemente nos informaron que estamos viviendo en “la era laodicense” de la Iglesia (una referencia a la iglesia “tibia” de Laodicea, de la que se habla en Apocalipsis 3:14-22). Todo nuevo brote de guerra, todo incremento en las estadísticas del crimen, toda nueva evidencia de la ruptura de la familia, muchas veces era extrañamente visto como progreso, un paso más hacia la meta esperada del colapso total de la civilización, una señal de que Jesús vendría a rescatarnos en cualquier momento. Los proyectos de acción social eran vistos con escepticismo: muchas veces se asumía que cualquiera que intentara mejorar el mundo realmente no creía en la Biblia, porque la Biblia enseñaba que tales esfuerzos estaban destinados a lo fútil; como lo dijo muy bien un famoso predicador, “No pules el cobre en un barco que se hunde.” Ese dicho estaba basado en dos suposiciones: en primer lugar, que el mundo no es nada más que un “barco hundiéndose” y en segundo lugar, que cualquier programa organizado de reconstrucción Cristiana sería nada más que “pulir el cobre.” El evangelismo era una invitación para unirte al lado de los perdedores.

Esto estaba enraizado en dos problemas. Uno era un punto de vista falso de la Espiritualidad. La idea no bíblica de que la “espiritualidad” implica que el verdadero hombre “espiritual” es la persona que es una especie de ser “no-físico,” quien no se involucra con las cosas “terrenales”, quien no trabaja ni piensa mucho y quien dedica la mayor parte de su tiempo a meditar acerca de cómo preferiría estar en el cielo. Sin embargo, mientras que esté en la tierra, tiene un deber principal en la vida: Ser pisado por amor a Jesús. Desde este punto de vista, el hombre “espiritual” es un débil. Un perdedor. Pero por lo menos es un Buen Perdedor.

La enseñanza de la Biblia es muy diferente. Cuando la Biblia usa el término Espiritual, generalmente está hablando del Espíritu Santo (por eso uso la E mayúscula). Ser Espiritual es ser guiado y motivado por el Espíritu Santo. Esto significa obedecer Sus órdenes como están registradas en las Escrituras. El hombre Espiritual no es alguien que flota en el aire y escucha voces extrañas. El hombre Espiritual es un hombre que hace lo que dice la Biblia (Romanos 8:4-8). Por lo tanto, esto significa que se supone que nos involucremos en la vida. Dios quiere que apliquemos los estándares Cristianos por todas partes en todas las áreas. La espiritualidad no significa retraerse y retirarse de la vida, significa dominio. La confesión Cristiana básica de fe es que Jesús es Señor (Romanos 10:9-10) – Señor de todas las cosas en los cielos y en la tierra. Como Señor, ha de ser glorificado en todas las áreas (Romanos 11:36). En términos de la Espiritualidad Cristiana, en términos de los requerimientos de Dios para la acción Cristiana en cada área de la vida, no hay razón para el retraimiento.

El segundo obstáculo para la acción Cristiana ha sido una escatología de la derrota. Nuestra escatología es la “doctrina de las cosas finales,” nuestra expectativa del futuro. Y no cabe la menor duda de las expectativas recientes de muchos Cristianos: hemos esperado el fracaso. El mundo, como lo notamos anteriormente, era considerado como un barco hundiéndose.

Por supuesto, que ningún Cristiano cree en la derrota final. Todos los Cristianos saben que la voluntad de Dios será la victoria sobre el diablo al final de la historia. Como un Cristiano joven, recuerdo que mis maestros de la Biblia me informaron que ellos habían “echado un vistazo al último capítulo (de la Biblia) y que ¡los Cristianos ganan!” Pero precisamente ese es mi punto: de acuerdo a ciertas modas populares de escatología, la victoria sólo sucede en “el último capítulo.” En el tiempo, en la historia en la tierra los Cristianos pierden. El mundo cada vez se pone peor y peor. El anticristo está por llegar. El Diablo está rigiendo el mundo y volviéndose más y más poderoso cada vez. Tu trabajo para Dios en este mundo no tendrá un efecto duradero, excepto para salvar a unos cuantos individuos del infierno. Pero lo mejor es que lo hagas pronto, antes de que llegue la Tribulación, para que puedas escapar a tiempo. Irónicamente, el mensaje involuntario de este evangelio es: ¡El anticristo está llegando! Hay algo terriblemente desequilibrado en esto.

Lo que estoy diciendo es lo siguiente. La escatología de la derrota está equivocada. No es más Bíblica que su hermana gemela, el punto de vista falso de la Espiritualidad. En lugar de un mensaje de derrota la Biblia nos da Esperanza, tanto en este mundo como en el venidero. La Biblia nos da una escatología de dominio, una escatología de victoria. Esto no es un tipo de optimismo ciego de “todo-se-resolverá-de- alguna-manera.” Esto es una certeza Bíblica sólida y segura de que, antes de la Segunda Venida de Cristo, el evangelio será victorioso en el mundo entero.

Para muchos esto puede parecerles increíble. Esto va en contra de todo el espíritu de la era moderna, por años los Cristianos han sido enseñados a esperar la derrota. Ciertamente, es una buena idea tener cuidado con las “nuevas” doctrinas. Todo debe ser cotejado con las Escrituras. Sin embargo, una cosa a considerar es que la idea del dominio no es nueva. De hecho, hasta hace muy poco, la mayoría de los Cristianos sostenían una escatología de dominio. La mayoría de los Cristianos a lo largo de la historia de la Iglesia consideraban la escatología de la derrota como una doctrina de locos.

La Esperanza de una conquista mundial para el Cristiano ha sido la fe tradicional de la Iglesia por años. Este hecho puede ser fácilmente demostrado una y otra vez. Podemos verlo en las palabras de Atanasio, el gran padre de la Iglesia del siglo cuarto, cuyo libro clásico En la Encarnación de la Palabra de Dios revela su fuerte escatología de dominio. El resume su tesis así:

Desde que el Salvador vino a habitar en medio de nosotros, la idolatría no sólo ya no se incrementa, sino que se está disminuyendo y gradualmente dejando de existir. De manera similar, la sabiduría de los griegos no sólo ya no progresa, sino que la que había está desapareciendo. Y los demonios, lejos de continuar imponiéndose sobre la gente por medio de engaños, oráculos y hechicerías, son ahuyentados por la señal de la cruz si es que siquiera lo intentan. Por otra parte, ¡mientras que la idolatría y todo lo demás que se opone a la fe de Cristo se está debilitando, disminuyendo y cayendo, la enseñanza del Salvador está aumentando por todas partes! Entonces, adoren al Salvador “Quien es sobre todas las cosas” y poderoso, aún adoren a Dios la Palabra y condenen a los que están siendo derrotados y háganlos desaparecer por Él. Cuando el sol sale, la oscuridad ya no prevalece; cualquier parte que quede por ahí de ella es expulsada. Así también, ahora que la divina epifanía de la Palabra de Dios ha tenido lugar, la oscuridad de los ídolos ya no prevalece y todas las partes del mundo en todas las direcciones son iluminadas por Su enseñanza.

No deben suponer que Atanasio era tan sólo un optimista de pensamientos positivos, reposando en un ambiente tranquilo y pacífico. Por el contrario: él vivió durante una de las persecuciones más severas que el mundo haya visto, en el mayor intento del Emperador Diocleciano de aplastar la fe Cristiana. Posteriormente, Atanasio tuvo que permanecer prácticamente solo durante 40 años en su defensa de la doctrina de la Trinidad en contra de la herejía desenfrenada, siendo exiliado por el gobierno en cinco ocasiones y algunas veces con el peligro de perder su vida. Es más, su historia dio lugar a un proverbio: Atanasio contra mundum (Atanasio contra el mundo). No obstante, él nunca perdió de vista el hecho básico de la historia mundial, que el Verbo se había hecho carne, venciendo al diablo, redimiendo a la humanidad e inundando el mundo con la Luz que la obscuridad no pudo vencer.

La escatología de dominio de la Iglesia moldeó radicalmente la historia de la civilización Occidental. Por ejemplo, piensa en las grandes catedrales de Europa y compáralas con los edificios de las iglesias en la actualidad. Aquellas catedrales antiguas, obras magníficas de arte construidas durante décadas y a veces durante generaciones, fueron construidas para que duraran por siglos – y así ha sucedido. Pero las iglesias modernas evangélicas normalmente son construidas para que duren a lo máximo una generación. No esperamos estar por aquí el tiempo suficiente como para aprovecharlas mucho y ciertamente no esperamos que nuestros biznietos adoren en ellas. Ni siquiera esperamos tener biznietos. Se puede decir con confianza que el pensar en descendientes que vivan dentro de quinientos años nunca ha siquiera entrado en la mente de la mayoría de los evangélicos de hoy. Sin embargo, para muchos Cristianos de las generaciones previas, la idea de que generaciones futuras se beneficiaran de sus esfuerzos no era extraña en ninguna manera. Ellos construían para generaciones.

Veamos un área completamente diferente: la exploración. Ningún historiador entre cien sabe que fue lo que motivó a Cristóbal Colón a buscar una ruta occidental a la India. ¿El comercio? Sí, esa era parte de la razón. Sin embargo, aparte de eso fue una profecía no cumplida. Antes de que empezara sus expediciones, Colón llenó sus diarios con citas de Isaías y de otros escritores Bíblicos, en los que detallaba varias profecías acerca de que la Gran Comisión para sus discípulos a todas las naciones del mundo sería exitosa (ver por ejemplo, Isaías 2:2-5; 9:2-7; 11:1-10; 32:15-17;40:4-11; 42:1-12; 49:1-26; 56:3-8; 60:1-22; 61:1-11; 62:1-12; 65:1-25; 66:1-24). Se dio cuenta que si los de la India iban a ser convertidos, una ruta marítima sería una forma mucho más eficiente para llevarlos al evangelio y él le atribuyó sus descubrimientos no al uso de las matemáticas o de mapas, sino al Espíritu Santo, quien estaba haciendo que sucediera lo que Isaías había predicho. Debemos recordar que América había sido descubierta muchas veces por otras culturas, a pesar de esto, la colonización exitosa y el desarrollo sólo se dieron en la era de las exploraciones que inició Colón. ¿Por qué? Porque estos exploradores eran portadores del evangelio y su meta era conquistar el mundo para el reino de Dios. Llegaron expectantes de que el Nuevo Mundo fuera Cristianizado. Ellos estaban seguros de la victoria y supusieron que cualquier obstáculo que enfrentaran habría sido puesto ahí para el único propósito de ser vencido. Ellos sabían que los Cristianos estaban destinados para el dominio.

Los ejemplos se pueden multiplicar en cada campo. Todo el surgimiento de la Civilización Occidental – la ciencia y la tecnología, medicina, artes, constitucionalismo, sistema jurídico, libre empresa, alfabetización, el incremento de la productividad, un creciente estándar de vida, el estatus elevado de la mujer – es atribuible a un factor de gran importancia: el Occidente ha sido transformado por el Cristianismo. Es verdad, la transformación todavía no está completa. Todavía hay muchas batallas por delante, pero el punto es que, aún en lo que todavía es una civilización Cristiana incipiente, Dios ha hecho llover sus bendiciones.

Muchos Cristianos no se dan cuenta de esto, pero la Esperanza es la base para muchos de los grandes himnos de fe antiguos, escritos antes de la era moderna evangélica de desesperación y pesimismo. Piensa en esto la próxima vez que cantes “Castillo Fuerte es nuestro Dios” de Martin Lutero, “Jesús reinará por dondequiera que el sol hace sus sucesivos recorridos” de Isaac Watts o de George Duffield “Levántate, levántate por Jesús.” ¿En verdad crees que Jesús nos está guiando ahora “de victoria en victoria… hasta que todo enemigo sea vencido y Cristo es en realidad Señor”? Esto es lo que la Iglesia ha creído históricamente. Esta es la razón por la que lo cantaban en sus himnos. Esto se puede ver más claramente en los villancicos tradicionales, los cuales como las reflexiones de Atanasio sobre la Encarnación, son expectativas francas del triunfo de Cristo sobre el mundo a través del evangelio. Los villancicos como “Ven, tan anhelado Jesús,” “Oh ven, ven, Emmanuel,” “¡Escucha! los ángeles que anuncian cantan,” “Dios les dé descanso, caballeros alegres” y muchos otros escritos desde la misma perspectiva básica de este libro. La convicción de que – como resultado de Su primera venida – Cristo está ahora reinando desde el cielo y conquistando la tierra, subyace el mensaje de “¡Gozo para el mundo!”:

No permitiremos más que los pecados y las penas crezcan,
Ni que las espinas infesten la tierra;
Él viene para hacer que sus bendiciones fluyan
Tan lejos como la maldición se encuentre.
Él gobierna el mundo con verdad y gracia,
Y hace que las naciones prueben
Las glorias de su justicia
Y las maravillas de su amor.

Lo mismo es verdad acerca del gran villancico orientado a la victoria “Vino sobre el claro de la medianoche”:

Porque he aquí, los días se aproximan,
Como predijeron los profetas,
Cuando con los años circundantes
Llega la edad de oro;
Cuando la paz sobre toda la tierra
Arroja sus antiguos esplendores
Y todo el mundo responde con la canción
Que ahora cantan los ángeles.

Los Salmos: Nuestro libro de Himnos de Dominio

salmosExiste una conexión muy importante entre la cosmovisión de la Iglesia y los himnos de la Iglesia. Si tu corazón y tu boca están llenos con cantos de victoria, tenderás a tener una escatología de dominio; si en lugar de eso, tus canciones son de temor, expresando un anhelo por escapar – o si son tonaditas débiles e infantiles – su cosmovisión y sus expectativas serán escapistas e infantiles.

Históricamente, el himnario básico para la Iglesia ha sido el Libro de los Salmos. El libro más grande de la Biblia es el de los Salmos y Dios providencialmente lo colocó justo en la mitad de la Biblia para que no ¡nos lo perdiéramos! Sin embargo, ¿cuántas iglesias usan los Salmos en su tiempo de adoración? Vale la pena resaltar que el abandono de la Iglesia de la escatología de dominio coincidió con el abandono de la Iglesia de los Salmos.

Los Salmos están inescapablemente orientados al Reino. Estos están llenos de conquista, victoria y dominio de los santos. Estos nos recuerdan constantemente la batalla entre Dios y satanás, incesantemente nos llaman a pelear contra las fuerzas del mal y nos prometen que heredaremos la tierra. Cuando la Iglesia cantaba los Salmos – no sólo pequeñas porciones de ellos, sino exhaustivamente, a lo largo de todo el libro – era fuerte, saludable, agresiva y no podía ser detenida. Esta es la razón por la que el diablo ha intentado impedir que cantemos los Salmos, para robarnos nuestra herencia. Si hemos de retomar la escatología de dominio, debemos reformar a la Iglesia y un aspecto crucial de esta reforma debe ser regresar a cantar los Salmos. Escuche los Salmos históricos de la Iglesia victoriosa:

Se acordarán y se volverán al SEÑOR todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.

(Salmos 22:27)

Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en el SEÑOR, ellos heredarán la tierra.

Pues de aquí a poco no existirá el malo;
Observarás su lugar, y no estará allí.

Pero los mansos heredarán la tierra,
Y se recrearán con abundancia de paz.

(Salmos 37:9-10)

Vengan, vean las obras del SEÑOR,
Que ha puesto asolamientos en la tierra.

Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.

Estén quietos, y conozcan que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

(Salmos 46:8-10)

            Pueblos todos, batid las manos;
Aclamad a Dios con voz de júbilo.

Porque el SEÑOR el Altísimo es temible;
Rey grande sobre toda la tierra.

El someterá a los pueblos debajo de nosotros,
Y a las naciones debajo de nuestros pies.

(Salmos 47:1-3)

Toda la tierra te adorará,
Y cantará a ti;
Cantarán a tu nombre.

(Salmos 66:4)

Dominará de mar a mar,
Y desde el río hasta los confines de la tierra.

Ante él se postrarán los moradores del desierto,
Y sus enemigos lamerán el polvo.

Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes;
Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.

Todos los reyes se postrarán delante de él;
Todas las naciones le servirán.

(Salmos 72:8-11)

Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.

(Salmos 86:9)

Te alabarán, oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra,
Porque han oído los dichos de tu boca.

Y cantarán de los caminos del SEÑOR,
Porque la gloria del SEÑOR es grande.

(Salmos 138:4-5)

Regocíjense los santos por su gloria,
Y canten aun sobre sus camas.
Exalten a Dios con sus gargantas,
Y espadas de dos filos en sus manos,
Para ejecutar venganza entre las naciones,
Y castigo entre los pueblos;
Para aprisionar a sus reyes con grillos;
Y a sus nobles con cadenas de hierro,
Para ejecutar en ellos el juicio decretado;
Gloria será esto para todos sus santos.
Aleluya (Sal. 149:5-9).

¿Qué Diferencia Hace?

El problema de la escatología se centra en un punto fundamental: ¿Tendrá éxito el evangelio en su misión o no? A pesar de sus numerosas diferencias individuales, las diversas escuelas de pensamiento derrotistas están sólidamente alineadas y unidas en un punto muy importante: El evangelio de Jesucristo fracasará. El Cristianismo no tendrá éxito en su tarea mundial. La Gran Comisión de Cristo de hacer discípulos a todas las naciones no se llevará a cabo. Satanás y las fuerzas del anticristo prevalecerán en la historia, venciendo a la Iglesia y virtualmente haciéndola desaparecer – hasta que Cristo regrese en el último momento, como la caballería en las películas del oeste, para rescatar al pequeño grupo andrajoso de sobrevivientes.

¿Marca esto una diferencia? ¿Tú punto de vista acerca de la profecía realmente afecta tu vida? Creo que ya hemos visto mucho acerca de la respuesta a esta pregunta. El asunto básico tiene que ver con tu actitud hacia el futuro. Recuerdo un periódico del “Pueblo de Jesús” de principios de los 70s que llevó a cabo una entrevista con el “experto en profecía” más popular de aquellos días. Basándose en el “hecho” de que Jesús iba a raptar a Su Iglesia “en cualquier momento,” este hombre prácticamente aconsejaba a sus seguidores jóvenes a no casarse ni criar familias. Después de todo, ya no había tiempo para este tipo de cosas. El Rapto estaba por llegar, así que cualquier trabajo de dominio sería inútil. (Si fueras el diablo, ¿podrías inventar una mejor excusa que sonara más “espiritual” para que los Cristianos abandonaran el plan de victoria de Dios?) La “Ética del Rapto” de aquellos años llevó a muchos a abandonar la escuela, trabajos, familias y responsabilidades en general; grupos de creyentes vagaban sin rumbo por el país, sin una meta clara más allá del siguiente concierto de rock Cristiano. Pasaron años antes de que muchos de ellos despertaran y a veces se necesitaron más años para retomar sus vidas otra vez.

El hecho es que no trabajarás por la transformación de la sociedad si no crees que la sociedad pueda ser transformada. No intentarás construir una civilización Cristiana si no crees que sea posible una civilización Cristiana. Fue la confianza absoluta en la victoria de la fe Cristiana lo que les dio valor a los primeros misioneros, quienes sin temor se internaron en los confines más lejanos de la Europa pagana como si estuvieran encabezando un ejército, predicando el evangelio, echando fuera demonios, destruyendo ídolos, convirtiendo reinos enteros, poniendo a grandes multitudes de rodillas a los pies de Cristo. Ellos sabían que podían vencer. Ellos podían entregar sus vidas en la batalla, seguros de que la historia estaba de su lado, que los dominios de satanás diariamente eran destrozados y que su poderío ilegítimo se debilitaba y deslizaba con cada avance de las fuerzas Cristianas. Ellos no eran en lo más mínimo pesimistas acerca del poder del evangelio. Dios honró su fe en Sus promesas y les capacitó para poner los cimientos de un Cristianismo que algún día abarcaría al mundo entero.

Cuando el pueblo de Dios desobedece y recae en la incredulidad, la Iglesia empieza a perder las batallas con satanás. ¿Sugiere esto que la Esperanza está equivocada? De ninguna manera, porque la Biblia enseña que el crecimiento Espiritual de la sociedad no es más “automático” que el crecimiento Espiritual del individuo Cristiano. “Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4). El Cristiano no acepta el crecimiento como “automático” en ninguna esfera de la vida. Todo el crecimiento y desarrollo son dones soberanos del Espíritu de Dios. Con todo, el Cristiano no puede decir que puede “soltarse y dejar a Dios,” dejar de comer y hacer ejercicio, y esperar crecer. No suponemos que podemos dejar de confiar en Dios, dejar de orar y obedecer, y aun así crecer en gracia. Tampoco podríamos decir que algún acto de desobediencia representa una “tendencia” en nuestra escatología personal, mostrando que estamos “destinados” necesariamente a fracasar en la vida Cristiana. Y lo mismo es verdad para la santificación cultural. No creemos en algún tipo de progreso “natural” en la civilización. Nuestra civilización se levantará o caerá en términos de la bendición de Dios y la bendición de Dios es Su respuesta personal y de pacto (no “automática”) a nuestra obediencia de pacto (Deuteronomio 28).

Jesús ordenó:
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvanece ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. No se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras, y glorifiquen a su Padre que está en los cielos (Mateo 5:13-16).

Esto no es nada menos que un mandato para la transformación social completa del mundo entero. Y lo que Jesús condena es la inefectividad, el fracasar en cambiar la sociedad a nuestro alrededor. Se nos ordena vivir de tal manera que algún día todos los hombres glorifiquen a Dios – que se conviertan a la fe en Cristo. La cuestión es que si la Iglesia es obediente, la gente y las naciones del mundo serán discipulados al Cristianismo. Todos sabemos que todos deberían ser Cristianos, que las leyes e instituciones de todas las naciones deberían seguir el proyecto original de la Biblia. Pero la Biblia nos dice más que sólo eso. La Biblia nos dice que estos mandamientos deben moldear el futuro. Debemos cambiar al mundo, es más, cambiaremos al mundo.

 

Aquí puedes leer el libro completo del el Paraíso Restaurado.

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