VISIÓN AMÉRICA LATINA

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De Piñatas y Reyes I – Un Cuento Moral de la Guerra Espiritual

 Un Cuento Moral de la Guerra Espiritual

En estos días de piñatas y reyes he estado meditando en asuntos de la cultura, el Reino de Cristo y la guerra espiritual. Esto es el primero de varios artículos sobre estos temas que espero compartir en nuestro sitio, www.Visión-Mexico.com

Mi esposa, Marcy, y yo hemos leído toda la Biblia cada año durante los últimos cuatro años usando un sistema que cubre el Nuevo Testamento y los Salmos dos veces y lo demás del Antiguo Testamento una vez. Creo que he aprendido igual o más en estos cuatro años meramente leyendo la Biblia así que aprendí en cuatro años en seminario. Puedes conseguir la lista de lecturas aquí: Plan de Lectura Bíblica Anual
Durante el mes de diciembre cada año hemos leído 2 Crónicas, la historia de la dinastía del Rey David. Es una historia de la guerra espiritual y me parecía interesante el enlace de estas historias con la costumbre de la piñata. Propongo escribir un análisis de estos reyes como ejemplos de la guerra espiritual pero primero la piñata.

PIÑATAcolorCuando pienso en la piñata pienso en México. Durante nuestro tiempo en Panamá y luego en Honduras hubo las piñatas pero siempre pensaba que era una costumbre importada de nuestro amado y bello México. En mis recuerdos la piñata es un costumbre de la navidad y los cumpleaños.

Según Wikipedia La Piñata no es única de México. Según el artículo su origen está en China y sus celebraciones de año nuevo. Marco Polo las tajo a Italia donde la piñata fue adaptada a las celebraciones de la cuaresma. De Italia el costumbre se difundió a España de donde fue llevada al mundo nuevo. Nuestra palabra piñata es del italiano pignatta que significa olla de barro como se usan tradicionalmente para el corazón de la piñata. Además hay evidencia que los aztecas y los mayas tenían un tipo de piñata.

PiñatasSe dice que los aztecas las utilizaban para sus fiestas al dios Huitzilopochtli. La adaptación de la piñata para el catecismo supuestamente nació como respuesta a este costumbre mexica pagana. Los frailes agustinos de Acolman convirtieron la piñata a materia didáctica.

La piñata original tenía la forma de una estrella con siete picos. Los picos representaban los siete pecados capitales y los brillantes colores de la piñata simbolizaban la tentación. La piñata se transformaba en una representación de la fe ciega y de la virtud o la voluntad para vencer el pecado. Los caramelos y otras golosinas dentro de la piñata representaban las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que se acompañaba con fe y una sola virtud podía vencer el pecado y recibir todas las recompensas de los cielos.[1]

Los siete pecados capitales son Lujuria, gula, avaricia/codicia, pereza, ira, envidia, y soberbia. Será mejor acudir a la Ley de Dios, los 10 mandamientos (Éxodo 20 y Deuteronomio 5) y a las 7 cosas que son una abominación a Dios en Proverbios 6:16-19.

“Hay seis cosas que el Señor aborrece,
y siete que le son detestables:
los ojos que se enaltecen,
la lengua que miente,
las manos que derraman sangre inocente,
el corazón que hace planes perversos,
los pies que corren a hacer lo malo,
el falso testigo que esparce mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos”.

Según la versión del mismo artículo en inglés, los dulces representan el pecado mientras están adentro de la olla y después de romperla se convierten en las bendiciones por haber resistido la tentación. “Parece que se permite comer el mismo pecado que resististe,” me dijo una mamá cristiana, “y por eso no me gusta la costumbre.”

La costumbre ha perdido en gran parte su significativo didáctico Católico y a cierto grado le doy gracias a Dios. La Palabra nos dice que la educación de los niños es responsabilidad de los padres y que debemos sacar provecho de cada momento para enseñarles con el fin de grabar en el corazón “todas estas palabras que hoy te mando.” (Deuteronomio 6:6) La gran comisión nos encarga con la tarea de enseñarles a obedecer todo lo que Jesús no ha mandado. Continuando con el mismo tema basado de la ley Pablo manda a los padres, “críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.”

Siempre estamos enseñando. La decisión no está entre enseñarles todas estas palabras y no enseñar sino entre la religión bíblica y otra religión. Lo que a mí personalmente no me gusta es la reacción que se permite a los niños al romper la piñata. Parece todo una lucha libre motivado por la avaricia que aprueba momentos sin autodominio. Los niños pelean por ganar más que los demás hasta taclearse. Algunos lloran por no haber ganado nada. Otros no participan como si reconocieran que no está bien.

No tengo nada en contra de la competición pero esto está exagerado. Me parece una ceremonia al dios del materialismo. Además con tantos problemas con la obesidad y la diabetes en nuestros tiempos, ¿qué vale? Ya puedo escuchar de algunos, “Roger, no seas aguafiestas. Son recuerdos de la niñez.” ¿No hay otros recuerdos mejores que les podemos proveer? La cultura moderna promueva la idea que para ser divertido tiene que ser pecado con las invitaciones a los antros y la implicación que no es divertido si no involucra el abuso de alcohol, las drogas y el sexo fuera del pacto de un matrimonio. El cristiano sabe mejor divertirse que el pagano y siempre adentro de los límites de la Ley de Dios.

Prefiero abandonar la piñata pero si insistimos en la costumbre, propongo usarla para enseñar la guerra espiritual.

  • La piñata representa los enemigos de Dios, nuestra batalla no está contra carne y hueso sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Efesios 6:12).
  • La pala representa la espada del Espíritu que es la palabra de Dios (Efesios 6:17).
  • La venda representa que libramos la batalla por fe y no por vista (2 Corintios 5:7).
  • Los dulces representan las bendiciones del Reino de Dios (Mateo 25:34) y la corona que nos espera (1 Corintios 9:25).

Antes de intentar enseñar un concepto vale la pena asegurar que lo entendemos nosotros como papás. Pero esto espera la Parte II de esta serie, ¿qué es la guerra espiritual?

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